Estos han sido dos meses de locura absoluta, de ruptura total con la rutina, de pasar de un país lleno de entrenadores de fútbol a uno plagado de expertos en epidemiología, medidas de prevención, politicas de revitalización económica, diplomados identificadores de bulos y todo ello desde la comodidad de nuestro hogar, si de aquí no salimos como la sociedad más preparada de Europa algo estamos haciendo mal.
Es ahora que empezamos a vislumbrar el final de esta pesadilla (o el principio de una peor, si miramos desde el bolsillo); calles infestadas de runners, bikersy street workouters y recientemente, manifestanters.