La amenaza principal la encontramos en el sector servicios, puesto que es en el que más se ha avanzado. Imaginaros la de millones puestos de trabajo que eliminará la implantación de los coches autónomos. Y en todo esto tendrá también mucho que ver la conocida como obsolescencia programada, ya que los aparatos eléctricos están diseñados para que dejen de funcionar un día señalado, con la consiguiente pérdida de profesiones como reparadores de electrodomésticos.
Aquí va la lista de algunos de los empleos que según los estudios están condenados a desaparecer en los próximos años:
Taxista: el perfil de taxista como lo conocemos actualmente está condenado a su desaparición. Las aplicaciones para convertir vehículo y los sistemas de carsharing transformarán el sector del transporte de viajeros en las ciudades. Ya no habrá que levantar la mano para pedir un taxi, porque probablemente lo habrás hecho desde tu smartphone con indicadores de voz.
Cajero de autopista: casi cualquier método de pago se hará de forma instantánea a través del teléfono móvil, el reloj inteligente o cualquier otra prenda que incluya un chip. Los conductores podrán pagar sin tener que parar su coche gracias a las tecnologías contactless y el desarrollo de nuevas apps de pago.
Cajero de supermercado: Las máquinas ya están substituyendo al personal de grandes supermercados porque ofrecen sistemas automáticos de cobro.
Administrativo de banca: la banca online terminará por destronar a la banca tradicional y ello conllevará el cierre de sucursales y los despidos masivos de los empleados de atención al público.
Documentalistas: los documentalistas de papel están condenados a la desaparición por la digitalización de todo tipo de documentos. El big data será capaz de jerarquizar y analizar toda la información que haya sido tratada y digitalizada.
Community Manager: aunque a día de hoy es una de las profesiones del sector del marketing y la comunicación con más empleo, lo cierto es que en unos años más que un trabajo será valorado como un aptitud. Por ese motivo, no tendrán cabida más community managers en las empresas, ya que se tomará como una habilidad intrínseca al puesto de trabajo.
Personal de Call Center: los chatbots y los buscadores por voz serán claves para la atención al cliente, lo que conllevará la suspensión de los puestos de trabajo de los call center. El lenguaje de las máquinas adquirirá tintes humanos gracias al desarrollo de los sistemas que consiguen que los programas interpreten con mayor naturalidad. Es decir, los programas informáticos serán capaces de captar ironías, el sarcasmo o saber distinguir si un cliente está o no enfadado por el tono de sus palabras.
Operarios de imprenta: la gran mayoría de las imprentas y de las artes gráficas ligadas a la impresión se extinguirán por la caída del consumo del formato papel en favor de los medios digitales.
Carteros: Internet, los drones y las nuevas tecnologías condenarán a la extinción a la profesión de cartero. La digitalización de toda la administración y de las relaciones empresariales conseguirán hacer desaparecer el correo en papel, por lo que la figura del repartidor de cartas desaparecerá.
Costureros: la evolución del tejido empresarial textil en Asia y otros países con menores costes de producción, llevará ligada la desaparición del oficio de costurero. Esta profesión quedará ligada únicamente a grandes firmas de moda.
Agentes de viajes: Muchas agencias de viajes están cerrando a causa de la digitalización. Ya no es necesario ir a una oficina para contratar paquetes de viajes. Gracias a las webs de viajes que encontramos online podemos contratar vuelos y hoteles a precios muy asequibles.
Agricultores: Gracias a los avances tecnológicos los granjeros podrán llevar a cabo sus tareas sin necesidad de personal y así crecerá la productividad. Pero, aunque este oficio no desaparezca nunca del todo, el despoblamiento de zonas rurales afecta gravemente a este sector.
Cocineros: En la mayoría de las cadenas de restaurantes, las recetas ya están estipuladas. La única labor de los trabajadores es limitarse a reproducirlas.
Dependientes: serán sustituidos por la venta online.
Recepcionistas: ya existen hoteles en la que son los robots los que recepcionan a los clientes, carritos autónomos que trasportan el equipaje y asistentes personales que hacen la limpieza.
Instaladores de equipos eléctronicos en vehículos: En la actualidad, la mayor parte de los vehículos tienen su propio equipo musical y ordenador de a bordo, que no puede ser sustituido, por lo que todos los operarios que se dedicaban a reparar e instalar estos sistemas cada vez tienen menos coches con los que trabajar.
Reparadores de calzado: La razón es clara: cada vez se usan más zapatillas (que no suelen arreglarse) y menos zapatos y, además, pocos piensan ya en que estos duren más de dos años. Si se rompen se tiran, pues comprar un nuevo par es cada vez más barato.
Operarios de modelado de metal y plástico: la llegada de las impresoras 3D puede acabar con los operarios de moldeado y, en general, con todos los obreros que trabajan fabricando piezas de metal fundido o productos termoplásticos.
Relojero: al igual que ocurre con los zapateros, los relojeros verán como su negocio no deja de disminuir debido al auge de los productos baratos, la obsolescencia programada y el cambio de usos y costumbres. El reloj de pulsera es cada vez menos usado en favor del teléfono móvil.
Analistas de tráfico: la Dirección General de Tráfico (DGT) cuenta con personal dedicado a la constante actualización y supervisión de las incidencias que puedan ocurrir en las carreteras. Este aspecto carecerá de sentido puesto que el objetivo de los coches autónomos es la completa coordinación entre sí para salvar hasta 720.000 vidas al año.
Agentes de movilidad: la regulación del tráfico va a ser innecesaria. Además, las multas van a descender drásticamente pues la adaptación a la velocidad máxima permitida por la vía se hará de forma automática y las sanciones por estacionamientos irregulares disminuirán o desaparecerán.
Profesores de autoescuela: la educación vial carecerá de sentido. Serán los coches los que tomen sus propias decisiones, se coordinen y velen por la seguridad tanto de los ocupantes como de los peatones.
Repartidores: el personal de MRW, Nacex, Correos, Seur, DHL y un sinfín de compañías más verán sus puestos de trabajo amenazados y no únicamente por los vehículos autónomos, sino por los drones.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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