Analistas y programadores de Internet de las cosas
Arquitecto de nuevas realidades
Necesitamos personas con conocimiento de desarrollo de videojuegos, sociología y psicología. Su formación debe incluir programación, gamificación, realidad virtual y aumentada, complementados con nociones de humanidades. Esto abre una puerta para quienes empiecen por la programación y decidan avanzar hacia las humanidades, pero también para quienes desde la psicología o la sociología deseen avanzar hacia su aplicación a las nuevas tecnologías.
El big data no pertenece al futuro sino que es ya una realidad del presente.
En este ámbito trabajan profesionales con conocimientos analíticos, de programación y lógica. Son personas formadas en matemáticas o estadística, especializados en aplicar sus disciplinas a las nuevas tecnologías.
Diseñador de órganos
En torno a 70.000 personas están en lista de espera en Europa para un trasplante. Harán y hacen falta profesionales del mundo de la medicina que ayuden a consolidar esta tecnología y, sobre todo, que logren que se convierta en algo al alcance de todos.
Necesitaremos sanitarios con conocimientos de impresión de órganos en 3D para trasplantes y experimentación médica. Estamos frente a una evolución del médico “tradicional”, cuyo perfil será complementado con amplios conocimientos en impresión 3D y, por supuesto, de bioimpresión, lo que implica estar al día o investigar en el desarrollo de nuevos materiales y técnicas para lograr órganos cada vez más parecidos a los humanos.
Robotista
El negocio de la robótica moverá en 2020 un volumen global de 75.000 millones de euros.
En este ámbito se desarrollará un tipo de profesional con conocimientos de ingeniería y ciencias de la computación que profundice en el desarrollo de robots con estabilidad dinámica, inteligencia y capaces de empatizar con quienes los necesitan.
LISTA DE EMPLEOS CONDENADOS A LA EXTINCIÓN
Diseñador de redes neuronales robóticas e inteligencia artificial
La inteligencia artificial moverá en 2020 un volumen global de 65.000 millones de euros. Tendrá que haber personas especializadas en el funcionamiento de nuestro cerebro y en la tecnología necesaria para replicarlo de forma artificial. El diseñador de redes neuronales ha de tener conocimientos lógico-matemáticos, de programación y, a ser posible, de filosofía para el desarrollo de nuevas aplicaciones sobre esta tecnología.
Terapeuta de empatía artificial
Se espera que uno de los campos en los que avance más la robotización sea el de la formación y el apoyo a personas con necesidades especiales (cognitivas, motoras o sensoriales). Aquí no se convierten en un competidor frente al profesor o el terapeuta, sino en una herramienta de ayuda para que este pueda alcanzar sus objetivos.
La llegada de los robots a las terapias hará necesarias personas con conocimientos de psicología, sociología, psiquiatría y, por supuesto, las nociones necesarias de programación y tecnología.
Cada año entre 250.000 y 500.000 personas sufren una lesión medular, quedando, en muchas ocasiones “condenadas” para siempre a una silla de ruedas. Las prótesis robóticas también proporcionan ya la posibilidad de devolver miembros con todas sus funciones y controlados por la mente a quienes los perdieron.
Esto significa que serán necesarios profesionales con conocimientos de robótica, impresión 3D, biología y, aunque parezca mentira, los avances en telepatía y telequinesis con tecnologías informáticas. El perfil será el de un médico o profesional de la salud familiarizado con esa tecnología.
Ingeniero de nanorobots médicos
La aplicación de la nanotecnología a la práctica médica recibe el nombre de nanomedicina, disciplina que está experimentando con el empleo de nanorobots para, entre otros usos, transportar fármacos por dentro del cuerpo. Harán falta trabajadores del mundo médico con conocimientos multidisciplinares que abarquen tanto la ingeniería y la computación, como la biología y el conocimiento tradicional de la práctica médica.
Abogado especializado en drones y ciberseguridad
Llegan muchos retos y riesgos sobre nuestra seguridad y la de nuestras empresas. Por ello, hace falta un marco regulador y profesionales que permitan su expansión, pero que también controlen y limiten lo que las personas sin escrúpulos podrían llegar a hacer con ellas.
Para desarrollar y actuar en ese nuevo marco legal necesitamos abogados con conocimientos de tecnología y su marco regulador, que sean conscientes del impacto de estos avances sobre nuestras vidas y negocios.
Fuente: elpais.com
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