Mientras medio mundo nos dedicamos a capturar Pokemons, el otro medio se muere de hambre, de enfermedades, de miseria o son asesinados o adiestrados para matar.
Los cazadores de Pokemons vivimos en la ignorancia o en la desidia de no querer ver lo que pasa a seres humanos como nosotros. Niños que jamás comerán una hamburguesa o trastearán con un móvil de última generación, pero sí que portarán armas y les drogarán para matar a sus semejantes sin remordimientos.
Estoy seguro de que no queremos conocer la verdad, y que nos dejamos manipular para sumergimos en un mundo de fantasía, en el que parece más interesante perder el tiempo en capturar a estos personajes inventados que a esos niños que sufren lo que nosotros nunca podremos llegar a imaginar. He llegado a pensar que nuestro cerebro imagina esta cruel realidad como algo virtual, que no está pasando, que se apaga el televisor y esas personas que se han ahogado en el mar o mueren por hipotermia intentando buscar una tabla de salvación solo son fruto de un juego para mayores de 18 años.
Mientras que nosotros ahogamos nuestras frustraciones, miedos y aburrimiento en cazar Pokemons, en muchos lugares del mundo miles de niños se ven abocados a vivir una guerra de verdad. Grupos armados los reclutan para utilizarlos como soldados en conflictos armados; más de 230 millones de menores viven en esas zonas afectadas. Son obligados, especialmente obligadas, a combatir, a realizar tareas de espionajes, a ejercer de cocineros. Niños a los que les come la pobreza, que son excluidos de la educación, que sufren malos tratos, explotación sexual, secuestros, abandonos, que son utilizados como escudos humanos, que se quedan huérfanos y a los que se les roba la infancia y les destrozan la personalidad.
Mientras, nuestra absurda y ridícula actitud nos lanza a la calle a por estos bichitos de fantasía para que una empresa se forre. Esto que cuento es lo que de verdad está pasando en el otro medio mundo. Nintendo podría donar parte de la facturación para ayudar a los que no tienen posibilidad ni siquiera de imaginarse la absurdez que está viviendo el otro medio al que llamamos desarrollado.
El único punto positivo es que los que están todo el día sentados en un sillón mirando el móvil se han tenido que levantar en busca de Pokemons. ¡Qué desgaste físico!
Y en España, mientras cazamos Pokemons, seguimos sin Gobierno.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
Espero que escuchéis mi sección "Álvaro y sus cosas" en Radio Castilla la Mancha como colaborador en El Pasacalles todos los lunes de 17:50 a 18h.
En en el programa Castilla la Mancha en el corazón.
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Brillante. Bravo Álvaro.
ResponderEliminarEs significativo que para poder leer algo importante y diferente tengamos que acudir al blog de un chico de apenas trece años.
ResponderEliminarPero tiene su explicación lógica: el 50% de la riqueza del planeta está en manos del 10% de la población; el otro 50% se reparte entre el 90% restante. Por la propia dinámica de la economía de mercado, esta desigualdad es cada vez más grande: inevitablemente, guerras de por medio, llegará en día en que el 99% de la riqueza la posea el 1% de la población, y el otro 1% de la riqueza se lo reparta el 99% de la gente. Es algo de lo que ya nos avisaron los economistas del siglo XIX. Las guerras mundiales no son sino la eliminación de la población 'sobrante'. Todas las revoluciones soñables ya fueron soñadas.
¿Qué ocurriría si Álvaro fuese invitado a compartir una de esas tertulias televisivas de los voceros del Gran Régimen?
Que no volverían a invitarlo, porque los dejaría a todos en evidencia.
En España la jugada ha sido tan sencilla como maestra:
1.- Primero se cargan la educación.
2.- Después idiotizan a la gente desde la caja-más-criminal-que-tonta.
Es mentira lo que predica Iglesias sobre 'las castas'. Ya no hay naciones desde que el presupuesto de una famosa farmacéutica alemana es superior al del propio Estado.
Ahora solo hay dos castas, y son internacionales:
1.- Catorce familias que no conocemos y que nos gobiernan desde la sombra, con la inestimable ayuda de políticos, periodistas y terroristas organizados.
2.- El resto, ignorantes esclavos.
Pan,aunque escaso en muchos casos,y...circo...ya se sabe...
ResponderEliminarBueno, en lo que no has reflexionado es que, quizás, puedes comerte una hamburguesa o tener un móvil gracias a que muchas personas cazan pokemons e ignoran (y consienten indirectamente...) el sufrimiento de muchísimos otros.
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