Me preguntan muchas veces los "mayores" en tono de sorna que si me interesa la política, como si este interés tuviera que tener una edad determinada. Señores ¿No estoy en el mundo? ¿No uso la educación, la sanidad y los servicios públicos? ¿Entonces, como no me va a interesar la política, si mi futuro depende de lo que decidan ellos?
Por muy jóvenes que seamos, tenemos que tener claro, que si no nos preocupamos de lo que sucede a nuestro alrededor, luego no podremos exigir explicaciones a nadie, ni lamentarnos de lo que nos ocurre.
Hay gente orgullosa de ser APOLÍTICO y eso para mí, no es ni más ni menos que, no ver más allá de tus propias narices. Es una excusa y una forma de pensar egoísta e irresponsable, para despreocuparse de todo. "Que los demás se partan la cara por mí que después yo voy a por las subvenciones, las ayudas y las becas". Un apolítico es un mueble en la sociedad.
A esto, algunos analistas políticos lo definen como, analfabetismo político y de esta despreocupación surge la corrupción. Ya lo dijo Platón El precio de desentenderse de la política, es ser gobernado por los peores hombres.
Para combatir la corrupción política, ese hobby tan extendido en España, nos debemos implicar en conocerla, para mejorarla, y que podamos controlar mejor a los que nos gobiernan o aspiran a hacerlo, ya que, de esa forma les resultará más difícil hacer y deshacer lo que les dé la gana. Hay que renegar de los políticos corruptos no de la política en general. Sin embargo, si tomamos la decisión de despreocuparnos lo van a tener facilísimo.