«Ser maestro es tener la vocación de vivir con pasión la ciencia y el arte, de esculpir el cuerpo, la mente y el espíritu de los seres humanos, para que sean un todo armónico, hermoso, consciente y bueno, insuflando en sus corazones la inspiración de crecer hacia la luz y hacia el amor ».
Rotner A. Leal R
ABURRIMIENTO O FASCINACIÓN, THAT`S THE QUESTION
Otro de los muchos objetivos de la educación sería convertir el aula en un teatro, para poder rescatar la ilusión de sus actores, en este caso los alumnos y profesores, y el placer por ir al colegio, estimulando nuestra imaginación y el pensamiento crítico para convertirnos en productores de ideas y no en meros repetidores. Entendemos por fascinante una atracción irresistible por algo; pues eso es lo que deberíamos sentir cada vez que entráramos en el aula. Lo repetitivo y monótono nunca lo será; lo creativo, motivador, atractivo, interesante e innovador, sí. Estoy seguro de que a muchos docentes les gustaría que el sistema educativo fuera fascinante y estarían dispuestos a formarse para que así fuera.
La escuela de hoy no forma pensadores, sino repetidores de ideas, así pues la mayoría de los alumnos no se molestan en innovar ni en plantearse el porqué de las cosas; se conforman con lo que les cuentan. Nos sueltan la lección, escuchamos, lo engullimos, lo estudiamos y lo soltamos. Pocas veces nos dejan opción a la duda, al porqué, al cómo puede ser que... es más, muchas veces quieres profundizar sobre un tema y no te dejan.
Se debería dedicar un día la semana a dejar apartados los libros en la cajonera para hablar sobre nuestras inquietudes, de nuestros proyectos, de lo que hacemos fuera del colegio, de nuestros viajes, de las experiencias con los de nuestra edad, con nuestros padres, de las anécdotas del profesor... de lo que hacemos en las clases particulares, de las aficiones de cada uno, del porqué nos gusta tal cosa o tal otra, y con todo eso conseguiremos matar dos pájaros de un tiro: uno, salir de la monotonía, y otro, que algunos compañeros que no tengan inquietudes u objetivos empiecen a tenerlos viendo a los demás.
Los maestros fascinantes educan para la vida, sembrando respeto, humildad, humanidad, objetividad, sin enfrentar ni comparar. Los alumnos debemos ser guiados para ser líderes de nosotros mismos, autores de nuestra historia.
CARTA DE UN ALUMNO A SU PROFESOR
(Ángela Marulanda)
Enséñame cómo aprender y no qué aprender, enséñame
a pensar y no tan solo lo que debo pensar. Así desarrollaré mi
inteligencia y no solo mi memoria.
No me regañes delante de mis compañeros. Me haces
sentir humillado y temeroso de ser rechazado por ellos, aceptaré mejor
tus correcciones, si me las haces calmadamente y en privado. Señálame
mis cualidades y reconoce mis habilidades. La confianza que así
desarrollo en mis capacidades me anima a esforzarme y me hace sentir
valioso y adecuado.
No me insultes con palabras, ni con gestos
despectivos. Me haces sentir menospreciado y sin ánimo para corregir mis
faltas y debilidades.
Ten en cuenta mi esfuerzo y mi progreso, no sólo
el resultado final. A veces con poco esfuerzo logro mucho... pero es más
meritorio cuando pongo todo mi empeño, aunque logre poco. Nota lo que
hago bien y no solo lo que hago mal. Cuando subrayas mis éxitos y no mis
fracasos, me siento motivado a seguir mejorando.
Cuando me corrijas o disciplines, házlo sin
maltratarme física o emocionalmente. Si atacas mi persona o mi
personalidad, deterioras mi autoestima y no mejoras mi disciplina.
Confía en mi y demuéstrame tu confianza. Cuando
me repites la misma cosa una y otra vez, me doy cuenta de tu
desconfianza y esto me precipita a fracasar.
Trátame con cariño, cortesía y respeto. En esta forma te admiraré y, por lo tanto, desarrollaré un profundo respeto por ti.
No me amenaces, pero si lo haces, cúmplelo. Si no
cumples lo prometido, aprenderé que, haga lo que haga, siempre puedo
salir eximido.
No me ruegues ni me implores que me porte bien. Te obedeceré cuando me lo exijas sin firmeza y hostilidad.
Procura hacer clases amenas e interesantes, en
las que yo pueda participar. Me aburro cuando todo es rutina, sólo tú
hablas y yo ya nada puedo aportar.
Cuando te haga preguntas, no me digas "eso ya lo
expliqué". A veces tus explicaciones no son claras o suficientes para
mí, si pregunto es porque quiero aprender y entender.
No tengas preferencias. Cuando alabas a unos e
ignoras a otros, deterioras nuestras relaciones y haces de mis
compañeros mis enemigos.
Cuando me criticas para corregirme, me defiendo y
no acepto mis defectos. Sólo si acepto mis fallos, podré tratar de
corregirlos. Ten en cuenta que aprendo más de quien no me desprecia.
No aceptes mis excusas ni mis ruegos para que me perdones el incumplimiento de mis tareas. Si asumo las consecuencias de mis fallas aprendo a responsabilizarme por mis deberes.
Escucha lo que te digo con atención e interés. Si me ignoras o me callas cuando trato de expresarme, entiendo que mis ideas son tontas y concluyo que mi inteligencia es poca.
No me compares con mis compañeros ni con mis hermanos en años anteriores. Recuerda que no soy igual a nadie, y que aunque no tengo las mismas cualidades, también tengo grandes virtudes.
Trata de conocerme y de apreciarme como persona. Sabiendo mis habilidades particulares podrás ofrecerme oportunidades para triunfar. Además, al sentirme capaz e importante para ti, crecerá el concepto que forme sobre mí.
No me tengas miedo ni temas sea firme conmigo. Es importante hacer respetar tu derecho a enseñar y el de mis compañeros a aprender.
Ayúdame a desarrollar mis cualidades y no simplemente mis capacidades. Ten en cuenta que antes que un buen estudiante, debo ser un buen ser humano.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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