Una de las razones por las que escribí ese punto en mi carta fue mi preocupación por el estado de la evolución económica de nuestro país: cuanto más sube la recaudación de impuestos y disminuye el número de empleados públicos (a excepción de políticos) aumenta a pasos agigantados nuestra deuda pública. Recordemos que en España hay cerca de 425.000 políticos, 300.000 más que en Alemania. Más que médicos, bomberos y policías juntos. Increíble, ¿no? Pues nosotros lo estamos consintiendo. Estamos dejando que nos vuelvan a subir los impuestos para seguir manteniendo su statu quo, mientras que el nuestro se ve alterado y deteriorado continuamente.
Hay un dicho muy reproducido
por aquellos ‘españolitos’ que a lo largo de la Historia han tenido que dejar
su amado país para adentrarse en un mundo completamente distinto al que
conocían. Supongo que ustedes también lo conocerán: "Como en España, en
ningún lado". Es fácil amar a España, pero aún más fácil es asombrarse con la
cantidad de disparates económicos que se han cometido y se cometen delante de
nuestras narices. Este es un ejemplo entre muchos: "El último disparate del «Plan E»
de Zapatero: más de 100.000 euros de multa por
un cartel", por no haber colgado
a tiempo, en 2009, uno de los preceptivos carteles que debían acompañar a todas
y cada una de obras subvencionadas íntegramente por el «Plan E» de Zapatero, que
engordó el déficit público de España costándonos 39.000 € por cada parado que
fue colocado con contratos que, de media, no duraron más de tres meses.
Por decir algo bueno: España es el país con las mejores aceras del mundo. Gracias a planes económicos como el Fondo de Liquidez Autonómico o el Plan E, en España se han iniciado más de 8.000 planes de renovación de aceras. Todo un orgullo nacional.
Pero ahora vamos a ponernos serios para analizar la situación y compararla con otros casos.
En
nuestro país tenemos casi un 20% de paro, un sector empresarial controlado por
unas 100 macro empresas, por supuesto, casi todas tributando en el
extranjero; y con otro 95% restante ahogado completamente y produciendo solo
para pagar impuestos y malvivir. Están como para crear puestos de trabajo…
¿En
serio alguien puede llegar a la conclusión, por muchas carreras que tenga, que
la solución es subir los impuestos y, básicamente, desechar al sector
empresarial?
Solo con
mirar los ejemplos de países que han conseguido salir de la crisis vemos
que no es así: Estonia, Islandia, Noruega, Israel o Lituania. Países que nos
parecen muy lejanos y que no nos podemos imaginar a sus habitantes siendo
honestos con el fisco y con la cartera llena de billetes. Hasta
hace escasos años, estos países estaban en una situación económica parecida a
la nuestra, pero apostando por políticas de ayuda a empresas, de privatización
y de premiar a aquellos que se esfuerzan han resurgido.
¿Por qué
aquí no se llevan a cabo esas propuestas y ayudas y, sin embargo, vemos a
políticos, banqueros, sindicalistas o presidentes de grandes empresas haciendo
el paripé? ¿Esto no es ir contra natura?
A mí
siempre me ha gustado el principio de Hanlon. ¿A ustedes no les parece buena
reflexión?
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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Magnífico artículo, lo comparto. Muchas gracias.
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