La sociedad en la que actualmente vivimos trata de convertirnos en espectadores de la vida. Las cadenas de televisión quieren que estemos en nuestras casas mirando la tele a todas horas, y que centremos nuestras vidas y expectativas en lo que les ocurre a otras personas, y no a nosotros.Para dejar de ser un mero espectador y empezar a ser actor de nuestra propia existencia, debemos empezar por escribir el guion de nuestra vida y no dejar que sean otros los que nos lo escriban. El protagonista de tu vida eres tú, con tus virtudes, defectos, aciertos o errores, y no el famoso de turno que te quiere meter la televisión en el cerebro para que hables, te vistas y actúes como él o ella. Has venido a este mundo para vivir tu vida, no la de otro, por lo tanto, debes aceptar que eres el responsable de tus actos y de tus decisiones, solo así podrás conseguir tus propósitos, no el de los demás.
El problema que yo veo, es que vivimos en una sociedad, en la que hacerse responsable de uno mismo no está de moda, además da mucho trabajo, es mucho más fácil vivir en un eterno letargo y dejando que nuestro destino vaya según sople el viento, lo que conocemos como: pollos sin cabeza (véase mi artículo al respecto), que tratar de trabajarte tu futuro a base de esfuerzo y dedicación para dejar de ser una mera mercancía y convertirte en tu propia marca.
Cuando llegamos a la adolescencia y no nos han dado las herramientas necesarias para asumir nuestras responsabilidades, empezamos a tomar la mala costumbre de echar la culpa de todo lo que nos pasa a los demás. Si suspendemos ha sido el profesor, si llegamos tarde a clase ha sido por el despertador; si nos equivocamos es porque alguien nos orientó mal; si perdemos es que el otro ha hecho trampas...y esto se va convirtiendo en una rutina que no nos deja madurar ni nos deja asumir que somos nosotros los que suspendemos porque no hemos estudiado, que hemos llegado tarde porque nos hemos dormido, que hemos perdido porque otro ha sido mejor que nosotros...y así sucesivamente.
En definitiva, seamos claros, aquel que logra el éxito personal es porque decidió tomar las riendas de su vida y no se quedó esperando a que la caja tonta le marcara el camino. ¿Y tú qué eres actor o espectador?
Cuando llegamos a la adolescencia y no nos han dado las herramientas necesarias para asumir nuestras responsabilidades, empezamos a tomar la mala costumbre de echar la culpa de todo lo que nos pasa a los demás. Si suspendemos ha sido el profesor, si llegamos tarde a clase ha sido por el despertador; si nos equivocamos es porque alguien nos orientó mal; si perdemos es que el otro ha hecho trampas...y esto se va convirtiendo en una rutina que no nos deja madurar ni nos deja asumir que somos nosotros los que suspendemos porque no hemos estudiado, que hemos llegado tarde porque nos hemos dormido, que hemos perdido porque otro ha sido mejor que nosotros...y así sucesivamente.
En definitiva, seamos claros, aquel que logra el éxito personal es porque decidió tomar las riendas de su vida y no se quedó esperando a que la caja tonta le marcara el camino. ¿Y tú qué eres actor o espectador?
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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